Sin rumbo (Parte I)

Una noche en muchos bares, boliches, plazas, poca estadía entre uno y el otro, no nos permite hacerles un review como los tenemos acostumbrados


Luego de comprar el típico Baileys antes de cada salida y tomarlo en la Plaza Devoto, habíamos planeado ir a Liquid luego de tantos comentarios positivos.
Aproximadamente a media noche, nos encontrabamos frente al puesto de Peter´s, viendo a la gente realizando la previa con cervezas o panchos tan conocidos como los de la "plaza".
Luego de una hora, decidimos emprender camino al bar/boliche previamente anunciado en el corazón de Palermo.
Al llegar al susodicho, unos 20mts de cola aguardaban a que individuos como nosotros entren a éste pituco lugar, pero como nos suele ocurrir cuando vamos por esos lares, la edad no era la indicada para nosotros, gente de 25 para arriba conformaban la mayor parte de la "sala de espera". Enseguida y sin dudar, preguntamos si había algún tipo de restricción de edad, y ante la franca respuesta de "23 para arriba" nos confirmó la hipótesis que habíamos elaborado, y como conclusión decidimos no entrar.

La segunda opción fue ir a "Jobs", conocido bar por sus juegos extrambóticos como dardos, arco y flecha, pool, etc. Pero ya eran las 2am y la gente seguía sentada y comiendo como cual asiduo de Rodizio y en consecuencia, lo abandonamos luego de cinco extenuantes minutos.

La tercera fue ir a Kimia, típico canto bar boliche que solemos ir, pero nuestro Dios misericordioso estaba tan encaprichado con arruinar nuestra noche, que el patovica no permitió ingresar al compatriota al mismo por sus zapatillas tan usuales como las golpizas de los hombres de negro a bolicheros indiscriminadamente.

La cuarta opción (muy optimistas los muchachos) fue ir a Paseo del Sol, un mini complejo de bares a periferias del Alto Palermo Shopping, ameno, divertido, con muchas caídas a consecuencia de la lluvia que hacía patinoso las escalinatas y el piso.

La quinta (nunca nos cansamos definitivamente) fue ir a Plaza Serrano a un bar boliche llamado Brujas (uno de los más conocidos de la zona), donde la entrada cuesta $25 y el resto todo "tenue", "normal" y sinceramente, no transmite nada.
La edad como la zona lo amerita, transita los veintilargos para arriba, y nos sentimos menos ubicado que Fontanarrosa hablando de las malas palabras en el Congreso de la Lengua.

Y llegando a la mañana del sábado, decidimos ir a nuestro bar "fisura" que complemente nuestra variada noche, en Fenix, donde tan cómodos nos sentimos y el staff es tan atento que parece que uno está en su propia casa.



En fin, no podemos analizar nada porque no estuvimos en ningún lugar por más de una hora como para tratarles de hacerles entender que tan bueno, o que tan mal es "X" lugar, por eso, el título del post.