Una vez que llegamos a la ciudad, una simpática combi nos llevó a nuestro hotel "fisura", el Santa Cecilia I, ubicado en Carlos Paz, aproximadamente a 80km del epicentro del qui de la fiesta.
A las 11 de la mañana fue nuestra hora de arribo, y tan solo 4hrs después, el micro de larga distancia hacía escala en General Belgrano, el pueblo tan típico y tan alemán como en ningún otro lado en el país.
En el viaje abundaban aburridas historias tan antiguas que el marco del dique san Roque se degradaba en un ténue sepia, tal vez, el chofer y profeta de su tierra, no entendía que la juventud solo quería emborracharse y pasarla bien en un viaje que para muchos costó tanto sacrificio económico realizar.
Tan solo 30 minutos luego de pisar tierra alemana, ya teníamos nuestro típico gorro y choppera amarrada a una cadena cual cadena a su perro. La virginidad del vaso cerámico llegó con un litro de delicada cerveza y ahi, el hígado comenzó a realizar uno de los trabajos más duros de nuestra historia.
Una vez adentro del parque cervecero, una estruendosa banda "gaitera" hacía sonar sus típicos instrumentos, que taladraban nuestro cerebro al ritmo de "chiken chaken ohh ohh"... que ilusos fuimos en pensar que solo unas horas después, y cuando la ebriedad se apoderaba de nuestros motores sensitivos, esa música sería arte para nuestros oídos.
En el ambiente se respiraba algo tan anormal para nosotros pero tan típico para ellos... familias con niños, grupos de 5 a 10 personas completamente borrachas gritando, festejando y riendo... mujeres hermosas sin tupé a ser violadas como es tan corriente en los Malos Aires, todo tan espectacular y utópico, que solo la gente que asiste al festival, puede entender y explicar.
Luego de recorrer cuan barra se cruzara en nuestro camino, el "spiche" fue la gran atracción de la noche. Los locutores y bailarines agitaban un barril lleno de oro marrón, para luego pincharlo y que bañe de placer y jolgorio, a todos los partícipes de la gran fiesta.
Básicamente, una fiesta única, muy buena onda de la gente, la cerveza estaba cara pero valía la pena, gente de todas las edades, mucho más no hay para opinar, el que no va, se merece tener una muerte lenta y dolorosa.
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